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Mi momento favorito más temprano del Giro de Italia lo es por motivos sentimentales dada mi juventud, pero también es importante porque me influyó en la pasión sobre el equipamiento ciclista. Aquel Giro fue un gran duelo entre Moser e Hinault, quien se llevó la victoria final. Fue una gran lucha, con un gran protagonismo de las innovaciones técnicas, una edición clave. En el Giro del 84, Moser fue el primer y único ciclista en usar una bici específica de crono. Para el Giro de 1985, todos los ciclistas top usaban ya su bici de crono y otras innovaciones aerodinámicas. También fue el Giro en el que Hinault introdujo por vez primera los pedales con calas automáticas (Look) y, por último, fue el año en el que la ropa sintética desplazó definitivamente a los maillots de lana.
En mi opinión, Francesco Moser estaba más fuerte que Hinault pero perdió por algunos errores técnicos y falta de acceso al mejor equipamiento. En particular, en la primera crono sólo uso una rueda lenticular (trasera), mientras que Hinault uso las dos, además las del francés eran más ligeras y de perfil más rápido.
Un momento realmente destacado para mí fue la contrarreloj final en Lido Camaiore (Lucca), donde Moser venció a Hinault, pero no por la suficiente diferencia como para llevarse la victoria final. Tras el escándalo de 1984, en el que se alegó que Moser había recibido ayuda del helicóptero de la organización durante la contrarreloj, Bernard Tapie, el millonario propietario del nuevo equipo de Hinault, La Vie Claire, declaró que enviaría su jet privado para interceptar el helicóptero si detectaba alguna irregularidad.
El segundo de mis tres mejores momentos del Giro es de 1993, por varios motivos. Fue una etapa corta de 85 km, con una crono por la tarde. Antonio Santaromita (hermano de nuestro colega Iván) corría para el equipo Ariostea, liderado por el legendario Ferretti, quien apostaba por los ciclistas agresivos y definía a sus corredores cómo Misil#1 y Misil#2, etc. Le dieron orden de atacar a 20 km del final. Le siguieron varios ciclistas, entre ellos Indurain. El resultado fue una brutal maniobra que decidió la carrera, ganada por Moreno Argentin, y dejó a 19 corredores fuera de control.
Recuerdo un gran escándalo: el primer día, 19 corredores tuvieron que irse a casa gracias a la agresividad de Ariostea y al enorme motor de Indurain. Por la tarde, hubo una contrarreloj corta que ganó Maurizio Fondriest, paisano mío y mi corredor favorito de aquellos años. Batió a Indurain, lo cual se podría considerar casi un milagro en ese momento.
Mi tercer recuerdo favorito del Giro de Italia es más reciente: la victoria de Vincenzo Nibali en la edición de 2013. Su victoria se logró en una etapa épica, en un lugar que conocemos muy bien, los Dolomitas. En Tre Cime di Lavaredo y bajo unas condiciones extremas que pusieron a prueba a muchos corredores. También recuerdo ver a mi gran amigo Ivan Santaromita llegar al final de aquella etapa temblando de frío.
Supongo que es un buen recuerdo porque aquella etapa se realizó por dónde realizamos nuestros entrenamientos, por cómo el clima extremo hizo que las decisiones técnicas de los ciclistas fueran tan interesantes y también porque era el primer año de Q36.5. Podría decirse que estaba muy motivado para crear algo realmente especial para los ciclistas en los siguientes años. De hecho, ya en 2013 algunos ciclistas del pelotón usaban mi nueva badana Q36.5 y también los calcetines Leggera. En 2014, ya podíamos ofrecer ropa impermeable especial para algunos de mis amigos del pelotón.
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