A medida que pasa el tiempo, se hace cada vez más evidente lo extraordinaria que fue la carrera de Vincenzo Nibali: cuatro victorias en grandes vueltas, tres monumentos, dos campeonatos nacionales italianos e innumerables momentos icónicos que quizás no culminaron en una victoria, pero que permanecerán en la memoria de los aficionados para siempre (por ejemplo, la carrera en los JJOO de Río). Pero entre todos esos éxitos, su victoria en San Remo sigue siendo especial para los aficionados. Una demostración magistral no solo de fuerza, sino también de inteligencia, coraje y perspicacia táctica. En vísperas de la edición 2025 de la Milán-San Remo, nos sentamos con él para hablar de su trayectoria en esta cláscia, su victoria y qué consejos le daría a Tom Pidcock sobre cómo ganarla este año.
¿Estaba la Milan San Remo en tu calendario de 2028?
Al principio no, porque mi objetivo ese año era el Tour de Francia. Había ido a la Tirreno-Adriático y me costó los primeros días. Pero, a medida que avanzaba la carrera, fui ganando fuerza. El equipo me preguntó sobre la San Remo, pero ese año era el objetivo principal de Sonny Colbrelli, así que no quería molestarlo. Sin embargo, seguimos hablando de ello en los días previos a la carrera con Volpi y Slongo, y me dijeron que podía ayudarlo en la carrera, o que podía ser una especie de baza alternativa, un comodín. Al final cedí y dije que iría a ayudar a Colbrelli.
¿Así que antes de la carrera no pensabas en ganarla? ¿No visualizabas una posible victoria?
Bueno, después de la Tirreno-Adriático, que son más de 800 km de carrera, volví a casa para recuperarme y poner las piernas en orden. Pero, desde el primer día después de la competición, al salir a rodar, sentí que mis piernas hablaban otro idioma en comparación con la semana anterior. Habían cambiado de repente. Estaba experimentando una supercompensación excelente.
Después de una carrera como la Tirreno, si has entrenado bien y sabes aprovecharlo, puede pasarte eso. Una de mis fortalezas como ciclista siempre ha sido el uso de esa supercompensación, que es el arte de esforzarte al máximo para poder mejorar tu forma después. Es algo que, si sabes cómo usarlo, puede dar resultados increíbles, como cuando ves a ciclistas que acaban de terminar el Tour de Francia y van a la Clásica de San Sebastián y vuelan, o en los Juegos Olímpicos… Los ciclistas de Grandes Vueltas, en particular, saben cómo aprovechar mejor la supercompensación. Así que me sentía bien, pero aun así no tenía muchas ganas de correr San Remo porque ese año la dirección había organizado una concentración para el equipo durante cuatro días antes de la carrera y no me apetecía volver a salir de casa. Pero al final me convencieron y fui a San Remo a entrenar con el equipo, Mohoric y Colbrelli. Cuando Colbrelli atacaba, yo respondía, y luego atacaba de nuevo… Recuerdo que después de uno de esos momentos, se giró, me miró y nos entendimos, sin hablar. Él estaba en buena forma, pero yo también…
¿Tu experiencia previa en la carrera (podio en 2012) te dieron confianza para pensar que podrías ganar?
Siempre sentí que la carrera se adaptaba a mis características y soñaba con ganarla…
En el grupo, preguntaba a los mayores cómo creían que se podía ganar. «¿Se puede ganar atacando en la bajada del Poggio?», preguntaba, y siempre respondían: «No, ni Savoldelli fue capaz». Así que cada año que la corría (y la había corrido diez veces antes de ganarla) intentaba atacar en un punto diferente: Poggio, Cipressa, en bajada, a 150 km del final… En 2012, recuerdo que ya había decidido dónde quería atacar, así que iba recorriendo el grupo antes de hablar con todos, preguntándoles quién creían que tenía buena pinta. Le pregunté a Pozzato quién tenía buena pinta y me dijo que Cancellara. Me preguntó quién creía que se veía bien y le dije que Gerrans simplemente estaba pedaleando demasiado bien… ¡Aunque lo sabía, aún así me ganó en el esprint!
¿Qué errores aprendistes de ediciones anteriores que te ayudaron después a ganar?
Algo que hice en 2018 fue ignorar por completo todos los eventos previos a la carrera: la presentación, el encuentro con el alcalde de Milán… Tuve una preparación previa totalmente relajada. No sentí el peso de las expectativas.
Además, sabía que si tenía ventaja en la cima del Poggio, no podría hacer el descenso a fondo porque ya lo había intentado un año y, al ser un descenso técnico, gastas demasiada energía acelerando al salir de cada curva y llegas al final hecho polvo. Así que sabía que tenía que hacer el descenso rápido, pero sin acelerar demasiado al salir de las curvas. Además, hay que memorizar el descenso del Poggio porque cada curva parece que necesitas frenar al entrar, pero en realidad se abre al otro lado. Cada año, antes de correr la carrera, debes refrescar tu memoria haciéndolo hasta que lo hayas memorizado.
¿Crees que es posible ganar la Milán-San Remo sin un equipo fuerte?
Sí, porque otros equipos pueden hacer el trabajo sucio por ti. Aunque cuando gané en 2018, mi equipo era muy fuerte.
¿Qué crees que hace que sea tan complicado repetir triunfo (desde 2010 nadie ha ganado dos veces)?
El nivel es siempre muy fuerte y de la manera forma en que se corre hoy, quizás hay menos ciclistas con capacidad real para ganarla que antes…
¿Hubo otros años en los que tuviste mejores piernas que en 2018, pero la suerte no te permitieron ganar?
El año que ataque en la Cipressa… Si hubiera esperado al Poggio quizás habría podido hacer algo.
¿Cómo colocarías la victoria en San Remo en tu palmarés?
Fue muy especial para mí y para muchos otros porque era la primera vez en mucho tiempo que un corredor de mis características ganaba.
¿Por qué tener buenas piernas nunca es suficiente en San Remo?
San Remo es el monumento más técnico. Ganarlo requiere creatividad, la capacidad de aprovechar el momento. No puedes permitirte decidir de antemano dónde atacarás. Por ejemplo, un año decidí que tenía que esperar y solo atacar en el Poggio. Así que esperé, esperé, esperé. Luego, en el Poggio, no pude lanzar mi ataque. Así que hay que saber improvisar, hay que estar siempre atento porque las cosas pueden cambiar en un instante.
¿Qué características especiales necesita un corredor para ganar San Remo?
Creatividad, concentración, improvisación.
¿Qué consejo le darías a Tom Pidcock para ganar la San Remo este año?
Sigue a Van der Poel o a Pogacar. Es el menos favorito de los tres y necesita atacar tras ellos. Cuando siga sus ataques, debe intentar ser ligeramente conservador para poder atacarlos de nuevo. Es muy difícil. Yo lo conseguí varias veces en mi carrera. En el descenso de Lombardía, en Sheffield en el Tour de Francia…
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