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El ciclismo es el único deporte en el que sólo un corredor puede llegar a lo más alto del podio, pero necesita de todo un equipo para lograr ese objetivo. Hoy os presentamos a uno de los ciclistas que hay detrás y cerca de Tom Pidock en la mayoría de carreras.
El ciclista vasco Xabier Mikel Azparren es el auténtico gregario. Cumple su función en las primeras horas de la carrera, lejos de las cámaras y de los medios, pero su labor es clave para los resultados que Tom Pidcock consigue para el equipo Q36.5 Pro Cycling.
“Mi trabajo en el equipo el año pasado fue muy diferente”, comenta Xabier Mikel. “Entré en escapadas intentando sacar resultados. Lamentablemente, 2024 fue un año con dos lesiones importantes: una fractura en el hombro izquierdo y otra en la clavícula derecha. Me costó recuperar mis mejores sensaciones para conseguir resultados, así que me centré en ayudar a otros corredores a preparar los esprints, por ejemplo”.
Xabier Mikel nació en San Sebastián hace 26 años. Sus ídolos en el ciclismo fueron ciclistas como Imanol Erviti, Jonathan Castroviejo y Omar Fraile, corredores que a menudo sacrificaban sus propias posibilidades para asegurar que su líder tuviera las mejores opciones para brillar.
“Ayudar a los demás es algo que siempre me ha gustado, tanto en la bici como fuera de ella”, continúa Xabier Mikel. “Respetaba mucho a corredores como Erviti porque en el ciclismo se necesitan corredores fuertes en el equipo. Alejandro Valverde necesitó su fuerza para lograr los grandes resultados que obtuvo. Crecer viendo a estos corredores fue la primera motivación para convertirme también en un buen gregario”.
Cuando se anunció que Tom Pidcock se uniría al Q36.5 Pro Cycling Team, Xabier Mikel sapo que había un trabajo que le gustaría hacer: ser el gregario de Tom.
“Conocí a Tom en la presentación de la Vuelta a España en diciembre. Alli me senté a su lado y le fui tradiciendo lo que se decía”, recueda. “Creo que conectamos. Él es una gran estrella del ciclismo pero es muy fácil tratar con él. Yo soy bastante abierto y sencillo, así que entablamos un buena conversación y se interesó por conocerme más”.
Empezaron la temporada juntos en el AIUla Tour, donde Tom ganó dos etapas y la general. Fue entonces cuando Xabier Mikel tuvo claro cuál iba a ser su papel en el equipo este año.
“Un buen gregario debe ser capaz de sacrificarlo todo en los entrenamientos. Sabe que sus posibilidades de ganar son muy bajas. Te esfuerzas al máximo para asegurarte de que tu compañero, tu líder, tenga sus oportunidades. No se trata solo de mi rendimiento sobre la bici, sino también de aportar calma y buen rollo en las carreras. Intento ser yo mismo, estar relajado y tener una buena actitud ante la vida. Siempre intento ser útil y contribuir a un buen ambiente en la mesa, porque esos momentos contribuyen a la felicidad de todos. Creo que tener esa perspectiva de la vida te convierte en una persona agradable.”
El hecho de que Xabier Mikel no pueda conseguir un buen resultado personal en las carreras que comparte con Tom no significa que corra sin presión. Él tiene la misma que Tom por conseguir resultados.
“No siento la misma presión por ganar que él, pero sí la tengo para seguir el plan de carrera y hacer mi trabajo en el momento preciso. Mi trabajo es importante para alcanzar los objetivos del equipo, desde el kilómetro uno hasta el tramo final o incluso hasta la meta. Luchar por ir bien colocado es un trabajo duro. Si me equivoco de lugar en el pelotón, el error es mío. Hago mi trabajo lo mejor posible para evitar que los errores no afecten a nuestros resultados.”
“La comunicación es fundamental entre líder y gregario. Xabier Mikel sabe exactamente qué necesita Tom en cada situación de carrera. La Milán-San Remo es un buen ejemplo. La carrera era un gran objetivo para el equipo Q36.5 Pro Cycling en general y para Tom personalmente. Es la carrera más larga del calendario, donde no ocurre nada en las primeras horas hasta que el pelotón llega a Capo Berta y Capo Mele. Sin embargo, esto no significa que Xabier Mikel tuviera un día fácil.”
“Esas primeras horas no son muy interesantes, pero aun así tengo que estar concentrado por si ocurre algo. Me quedé cerca de Tom durante esas horas, llevándole la ropa al coche o acompañándolo de vuelta al pelotón después hacer sus necesidades. Cuando llegamos a la zona caliente, a Capi, luchas por la posición con todos los demás equipos. Es un esfuerzo físico muy duro”, explica.
“Tom es un líder natural y se nota que ama este deporte. No le pido demasiado, pero ya me ha convertido en un mejor corredor en estos cuatro meses juntos. Su forma de entrenar y comer también me impulsa a alcanzar un nivel superior. Aprendo cada día. En una carrera como la Milán-San Remo, me enseñó a relajarme un poco. Gasté mucha energía y luego me enseñó a dejar que los demás también trabajaran.”
La Milán-San Remo no salió como el equipo y el propio Tom Pidcock hubieran deseado. Xabier Mikel y sus compañeros contribuyeron a que Tom estuviera en la mejor posición antes de la Cipressa, donde lamentablemente sufrió un accidente justo en el momento decisivo de la carrera. Esto eliminó sus posibilidades de conseguir un buen resultado.
“Esta fue la primera vez que competí con Tom y no salió bien. Al volver al autobús, tuve una extraña sensación. Hablé con Emils y no sabíamos cómo reaccionaría Tom. Me sorprendió cuando me abrazó de inmediato y me agradeció el trabajo. A pesar de su propia decepción, nos quitó por completo el peso de la decepción. No estuve de acuerdo con eso porque si yo participo en su éxito también debe hacerme sentir parcialmente responsable de lo que sale mal”, dice.
“También estuvo apoyándome cuando me caí en la Tirreno Adriático. Estaba decepcionado, pero Tom me animó a volver con más fuerza. En ese momento, se preocupaba más por mí como persona que como ciclista. Somos un equipo, así que debemos compartir los éxitos pero también los momentos difíciles.”
Los primeros meses como compañero de Tom Pidcock han hecho que Xabier Mikel se sienta orgulloso de su trabajo. Juntos ganaron etapas en el Al-Ula Tour y subieron al podio en la Strade Bianche y la Tirreno Adriático. Ahora correrán juntos tres grandes clásicas: la Amstel Gold Race, la Flecha Valona y la Lieja-Bastoña-Lieja.
“Tom hace todo lo que hace como líder con naturalidad. Liderar tanto sobre la bici como fuera de ella es algo natural para él. Está aquí para ganar carreras, y se necesita mucha valentía para lograrlo, pero también se necesitan cualidades para animar a los compañeros de equipo y hacerles sentir parte de tu éxito. Lo hace muy bien y de una manera muy agradable.”
“Estoy disfrutando mucho de mi trabajo ahora mismo”, concluye Xabier Mikel. “Tenemos la misma edad y nos llevamos de maravilla. Tener estas oportunidades de correr junto a él y verlo trabajar a diario es algo único. Me demuestra cada día qué marca la diferencia, y es una gran sensación”.
El ciclismo es un deporte de equipo, pero solo un ciclista sube al podio. Depende de él si convierte su victoria en una victoria de equipo. Tom siempre la convierte en una victoria de equipo. Para agradecerle lo que estoy aprendiendo de él y lo pasamos juntos, lo invitaré a San Sebastián después de la temporada a tomar una sidra tradicional vasca y un buen chuletón.
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