Estamos preparados para una experiencia completamente diferente. Sin dejarnos amedrentar por el frío invernal, pondemos en marcha nuestro plan.
Desde Bolzano, subiremos a Val Gardena, pasando por el Passo Sella y el Pordoi, antes de afrontar el gran objetivo de la ruta: el Passo Fedaia, donde se pondremos a prueba nuestra piernas y determinación.
Las dos primeras subidas transcurren sin incidencias, nos agrupamos para las bajadas.
A estas alturas, la temperatura ya se encuentra bastante por debajo de 0ºC. Sin embargo, cuando llegamos a Malga Ciapela, a mitad de subida del Fedaia, sentimos que, a pesar del frío intenso, el esfuerzo nos hace sudar como en pleno verano. Nuestro aliento se condensa y se mezcla con la neblina de las nubes bajas.
Parece que ese mismo aliento y esa neblina conspiran por momentos para ocultarnos la ruta, lo cual es un alivio pasajero para nuestro esfuerzo mental. Dejamos atrás Capanna Bill, las curvas nos engañan y nos hacen pensar que el terreno es menos exigente, pero el esfuerzo sigue siendo intenso.
Alcanzamos la cima, seguimos el camino que bordea el lago a nuestra izquierda.
La reina de los Dolomitas se muestra majestuosa. Decidimos rodar por la presa para disfrutar al máximo de este espectáculo que nos brinda la naturaleza y rendirle un homenaje en señal de gratitud.
El silencio se siente al rodar e incluso tenemos tiempo para tomar algunas fotos.
Al acabar, nos abrigamos bien y bajamos hacia Canazei.
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